sábado, 14 de abril de 2012

ARTICULO III. EL SONETO ISABELINO: SIDNEY, SPENSER Y SHAKESPEARE.




ARTICULO III

EL SONETO ISABELINO:

SIDNEY, SPENSER Y SHAKESPEARE.



            La poesía isabelina se basa en los acentos.



PRINCIPIOS DE MÉTRICA.



            El ritmo o movimiento del lenguaje, al formar curvas y ondulaciones de sonido, tiene un efecto sobre la mente muy distinto del de la pura percepción de los sonidos aislados, así como también del sentido racional de las palabras para nuestro entendimiento.



            En inglés el movimiento más fácilmente perceptible se da en el acento y es sobre este aspecto donde se fundamenta el ritmo del verso. Hay diversas opiniones sobre la naturaleza del acento. Se parte del hecho de que toda unidad silábica puede diferenciarse de aquellas que le preceden o le siguen de tres maneras:



                        - en cantidad: corta – larga.



                        - en énfasis: fuerte – débil.



                        - en el tono: alto – bajo.



            Para algunos el acento consiste, principalmente, en el énfasis, siendo la cantidad y el tono aspectos secundarios. En cualquier tipo de discurso, ya se trate de prosa o de verso, se da una infinidad de grados de acento, pero, aun así, resulta posible determinar si una sílaba va acentuada o no.



            Para entender de lleno el ritmo del verso, debemos acudir a su origen en la mente del poeta. Todo poeta, a la hora de componer, tiene en mente consciente o inconscientemente una pauta rítmica más o menos abstracta o regular, que nosotros llamamos la BASE RÍTMICA del poema. Esta base consiste en una serie de golpes o pulsaciones fuertes o débiles que, en un principio, son independientes de las palabras.



            El poeta rara vez reproduce esta base de un modo exacto mediante las palabras, sino que más bien se limita a ordenarlas de tal modo que la base rítmica sea fácilmente percibida por el oyente de un modo mental y éste pueda deducir la pauta rítmica que sirve de medida real.



            Cualquier desviación por parte del poeta respecto de la base rítmica será aceptada en la medida en que no llegue a borrar totalmente dicha base. Son este tipo de desviaciones lo que constituye el principal medio de expresión rítmica a disposición del poeta.



            A las unidades de la base que se van repitiendo las llamamos PIE, así como también a los grupos silábicos que los componen. A las desviaciones las llamamos MODULACIONES. Los pies de la base se agrupan en líneas o versos, y éstos en estrofas. En inglés lo normal es que cada verso tenga 4 o 5 pies.



            Por su parte, la estrofa debe responder a una división lógica o emocional relacionado con la temática del poema. La aplicación de estos moldes sobre el lenguaje, constituye el METRO o el RITMO del poema.



            El metro se asocia con la poesía por una razón fundamental: un movimiento rítmico fundamental de cualquier clase es el acompañamiento natural de toda emoción fuerte como cuando la desgracia, la agitación o el placer se expresan mediante movimientos corporales.



            El ritmo, a su vez, también puede estimular las emociones como cuando en sentimiento marcial es provocado por un sonido de tambores.



            El objeto de la poesía es siempre una idea, una experiencia o una historia arropada de emoción, y esta naturaleza emocional haya su mejor cauce de transmisión a través de la métrica, del ritmo del verso.



            Es fácil darse cuenta, por tanto, hasta qué punto la modulación es importante de cara a que el poema resulte emocionalmente convincente. Cuando una modulación alcanza verdadera significación dentro del poema, el efecto logrado supera con creces a aquel que se hubiera conseguido con la mera repetición de la base rítmica y, de aquí, que el metro sea el más delicado instrumento en manos del poeta para expresar las emociones. A menudo se hace necesaria una cierta experiencia en la audición de la poesía para calibrar y disfrutar en su justa medida estos elementos.



            En términos generales se reconocen 4 tipos de pies básicos, cada uno de los cuales contiene solamente una sílaba fuerte o marcada:



- Dos pies que siguen una línea ascendente, es decir, de una sílaba débil a una fuerte: yámbico y anapesto.



- Dos pies que siguen una línea descendente, es decir, de una sílaba fuerte a una débil: tróqueo y dáctilo.



            El pie trocaico y el yámbico constituyen sin duda las dos bases rítmicas más antiguas, siendo el segundo el más flexible.



Ejemplo: WithX how/ sadX stops/, oX moon/ thouX climbst/ theX skies/. (Pie yámbico)

HISTORIA DE LA MÉTRICA INGLESA.



            El actual sistema de versificación en lengua inglesa vino a reemplazar a otro sistema más antiguo (aliterativo) en el que la métrica, tal y como hoy la entendemos, no existía.



            Este sistema daba a cada verso una estructura mediante la presencia de cuatro palabras importantes, siendo las tres primeras de ellas aliterativas.



            El nuevo sistema fue importado de Francia, cuya lengua se presta menos que el inglés a las alteraciones de ritmo. El verso francés se componía de un número regular de sílabas. La imitación inglesa del verso francés, debido a la importancia del verso en inglés, pronto se transformó no en un verso de número regular de sílabas, sino en un verso de número regular de pies métricos. Así que las modulaciones bisilábicas fueran adaptadas desde el principio.



            La definición común del “blanc verse” es la de una línea o verso compuesta de 10 sílabas y de 5 acentos. Desde un principio, sin embargo, solía añadirse al final del verso una sílaba extra que era no acentuada por lo general, convirtiendo el último pie en un anfíbraco. El pie final anfíbraco se ha mantenido como costumbre a lo largo de toda la historia del verso yámbico, excepto en la época neoclásica.



            En la poesía isabelina, las terminaciones –eth, -est, el pronombre the y las vocales de los pronombres pueden tener pérdida de valor silábico.



            En cuanto a la desinencia de la tercera persona del singular en el indicativo (-eth) es la normal a comienzo del SXVI, pero no hacia la mitad de ese mismo siglo, se irá imponiendo la terminación del norte (-es). Durante el SXVI, la elección de una u otra en poesía parece depender de las exigencias rítmicas. La terminación en –eth origina siempre una sílaba más y también se conservará en los textos bíblicos y litúrgicos.



            Ahora bien, en el teatro de Shakespeare la desinencia –eth aparece ya raramente y casi siempre en escenas cómicas o en boca de personajes y campesinos sin cultura.



            Para analizar métricamente un verso, marcamos cada sílaba según se pronuncia y luego intentamos dividirlo en pies de tal forma que se vea con exactitud qué grupo de sílabas representa cada pie de la base. Nunca se debe distorsionar el ritmo real del discurso.



Rima:



            Los versos pueden rimar en pareados o de forma alterna, aunque también aparece la rima en algunos versos de corte irregular. Dos versos riman cuando su última sílaba acentuada tiene el mismo sonido vocálico y los sonidos que le suceden, sean vocálicos o consonánticos, son idénticos.

Hay varias clases de rima:



                        - Rima simple: hill – mill (X)



                        - Rima doble: morrow – sorrow (/X)



                        - Rima triple: airily – wirily (/XX)



                        - Rima vocálica imperfecta: home – come.



                        - Rima asonante: dog – rog.



Soneto:



            El introductor del soneto en inglés es Sir Thomas Wyatt, cortesano y diplomático al servicio de Enrique VII.



            Entre sus diferentes destinos, merece destacarse el de embajador en España en la corte de Carlos V. Pero también viajó a Francia e Italia. En este último país se interesó por los sonetistas, como demuestran sus traducciones de Petrarca. Se dejó influir por los sonetos petrarquistas consistentes en 14 versos endecasílabos de los que los primeros ocho, llamados octava, rimaban siempre con dos sonidos y se repartían en dos cuartetos. Los 6 versos restantes configurarán el sexteto en el que introducían dos o, a veces, tres nuevas rimas dando lugar a dos tercetos simétricos.



            SONETO PETRAQUISTA: abba    abba    ccd    ccd



            SONETO INGLÉS: abba    abba     cddc    ee



            En el intento de ajustar el modelo italiano al inglés, se mostró fiel a Petrarca en el uso de la octava, pero no del sexteto. Ya fuera causa de un instinto natural respecto de las posibilidades rítmicas del inglés de cara al soneto, o porque se dejara influir por otros autores, lo cierto es que optará por una nueva fórmula para el sexteto que, finalmente, colmará sus exigencias y que quedará como una de las fórmulas usuales del soneto inglés.



            De este modo el sexteto petrarquista se convierte en un primer cuarteto de rima diferente a los dos anteriores, seguido de un pareado también de rima distinta. En cuanto al ritmo, se da el verso yámbico de cinco pies.



            Uno de sus rasgos típicos será la imperfección en la rima y la irregularidad en la forma de terminar el verso, siendo este un defecto que heredarán el resto de los sonetistas ingleses, no tanto por falta de maestría, sino por los obstáculos que presenta su lengua al adaptarse a un molde o estructura de versificación originario de otra lengua.

            Sus canciones y sonetos fueron editados en la Tottel’s Miscelleny (1557) junto con los de su amigo Henry Haward, Earl of Surrey, que también era sonetista. Henry se benefició de él al tiempo que aportó su propia experiencia en el “blanc verse” de cinco pies, de modo que sus sonetos presentan una mayor firmeza en la estructura métrica, aunque también puede decirse que muestra irregularidades a la hora de concluir el verso. Pero el gran logro de Henry es que inventó un esquema rítmico mucho más adecuado a la lengua inglesa que el de Wyatt: abba    cddc    effe    gg



            Partiendo no solo de Petrarca, sino del mismo Dante, introdujo una nueva pareja de rimas en el segundo cuarteto de la octava, dado que el sexteto consistía de manera invariable en otro cuarteto de rima alterna y de un pareado. La totalidad del poema queda así dividida en un modo más natural ahorrando a los poetas muchos obstáculos en la composición.



            Este nuevo esquema cobró en seguida gran popularidad y alcanzó su punto culminante con Shakespeare, lo que también se le conoce como el soneto shakespeariano.





SIR PHILIP SIDNEY.



            Es el paso siguiente en la poesía inglesa. Nos adentramos ya en la Época Isabelina propiamente dicha. En su Defense of poetry, gran obra crítica, demuestra una fuerte inclinación a considerar la poesía desde una perspectiva claramente precursora del Romanticismo. Sidney se adelanta a Shelley y al resto de los románticos en su valoración de los aspectos más genuinos e imaginativos del poema y de las reglas propias del puritanismo de su época y, por tanto, de una concepción neoclásica de la poesía que su hermana Mary y otros entendidos pertenecientes al círculo de Wilton House defendían a ultranza.



            Parece ser que fue este ambiente lleno de pragmatismo y rígida ortodoxia lo que le movió a escribir su crítica. En ella no dudará en entronizar a la imaginación muy por encima del mundo de lo fáctico, alegando, además, que la influencia del poeta supera en sutileza a la del historiador, el filósofo y el matemático por el hecho de que su creación resulta mucho más verdadera en el sentido de que no se limita a realizar un simple análisis de la naturaleza, sino que, además, consigue trascender.



            Esta aseveración le convierte no sólo en un precursor de los románticos, sino también en el anticipo más claro y cercano de la propia lírica isabelina. Su obra poética resulta colosal, no sólo por su cantidad, también por su variedad. Abarca 150 sonetos así como multitud de canciones adaptadas musicalmente y numerosos verso diferentes.



            La secuencia de 108 sonetos y once canciones que componen su obra Astrophil & Stelle, abarca un tercio de su obra poética y las inserciones líricas en The Arcadia. otro tercio.



            Todo parece indicar que fue debido a la primera, por lo que los isabelinos más lo valoraron y es por esta obra por lo que la posteridad lo recuerda.



            Todo demuestra que el periodo en el que se compuso es aquel que media entre la boda de Penélope Deveraux con Lord Rich y la del propio Sidney con su mujer dos años después. Pese a la excelencia que los poemas muestran respecto de su estructura formal, en ningún caso deben valorarse como meros ejercicios de virtuosismo poético. La veracidad autobiográfica que emana de todos ellos es más que evidente y no reconocer este factor sería un grave error por parte del crítico..



            A través de estos poemas, el poeta da cuenta de un amor de juventud frustrado, el que sintiera por una muchacha con quien el poeta, por mediación de su familia, a punto estuvo de pactar un matrimonio de conveniencia cuando ésta era una niña, matrimonio que, sin embargo, jamás se realizó. Pese a todo, mantuvo relaciones con Penélope gracias a los lazos existentes entre ambas familias.



            Así pues, sus aspiraciones matrimoniales nunca se completaron y parece ser que fue a raíz de su compromiso con otra dama cuando abordó la composición de los poemas como expresión de su dolor. Sin duda, esta serie constituye una de las muestras más importantes de la lírica inglesa. En Astrophil & Stelle, el tono predominante es el amor, es la historia de una pasión amorosa insatisfecha sin por ello caer en los formalismos clasicistas de buena parte del verso isabelino en la rigidez de las maneras poéticas de “Wilton House” y con ella, acierto añadido de presentar una buena dosis de realismo.



            Los ciclos a partir de los cuales evolucionan los sonetos ofrecen una trama bastante flexiva que va abarcando las diferentes etapas de la relación amorosa, comenzando con una descripción de la atracción inicial que el amante siente por la hermosura de la dama, y seguido por toda una serie de pruebas , conflictos, arrebatos y decepciones que al final quedan sin resolverse.



            Mediante el uso de CONCEITS[1], el poeta acomete la tarea de dar expresión poética a las contrariedades propias del amor y a los sentimientos de que suelen ir acompañadas: esperanza, desesperación, ternura, amargura, júbilo, sumisión, etc. Muchos de estos “conceits” se habían hecho ya tradicionales en la lírica inglesa e, incluso, llegaron a parecer rancios. Si bien, Sidney declaró con insistencia que en ningún caso él hacía uso en su obra de estos convencionalismos y que su poesía era original y procedía del corazóm. Lo cierto es que incluso, esta misma aseveración resultaba convencional.



            La queja del poeta respecto a que su amor tan pronto hacía arder como le helaba la sangre, o de que sus propios suspiros eran como el viento que empujaba su nave hacia un mar impetuoso, constituían metáforas en exceso y portaban ecos de poetas anteriores.

            Pese a todo, lo que confiere a sus sonetos, su extraordinario vigor y su frescura es la habilidad con que el autor logra dramatizar el estado de ánimo de Astrophil, sirviéndose del diálogo, de la expresión coloquial e, incluso, a veces profundizando en el autoexamen.





EDMUND SPENSER.



            Es el poeta cumbre de la literatura del SXVI y el más importante de la etapa de transición que irá de 1558 a 1625, si exceptuamos a Shakespeare.



            Junto a Chaucer y Shakespeare forman el conjunto de poetas cuya influencia sigue siendo decisiva en la formación de todo escritor en lengua inglesa. Sin embargo, Spencer es un poeta cuya obra jamás ha sido traducida en su totalidad a otra lengua y lo ha sido muy escasamente de manera parcial.



            Su obra puede encuadrarse dentro de la etapa del Manierismo francés al Barroco. Amoretti & Epithalamion junto con el Astrophil & Stelle de Sidney y los sonetos de Shakespeare constituyeron lo mejor de la época.



            No poseemos datos claros y fiables sobre su vida. Gozó de cargos oficiales, vida política, amistad y correspondencia con personajes de la corte y de otros sectores. Viendo su biografía podemos suponer, por el soneto 60 de los ‘Amoretti’, que debió nacer hacia 1552. Por otros versos de ‘Protalamia’, se deduce que nació en Londres, pero sus padres y antepasados procedían de otras regiones del país, establecidos allí desde la conquista normanda.



            Es hijo de John Spenser, un caballero miembro de una rama colateral de la nobleza[2].



            Cuando en 1534 mediante el Acta de Supremacía, el Rey se convierte en cabeza de la Iglesia de UK, se inaugura una época turbulenta que se prolongará durante los reinados de Eduardo VI y luego de María Tudor hasta llegar a la Reina Isabel. Esta fue la primera reina de la historia moderna, que será dueña de los cuerpos y almas de sus súbditos. Ya no es sólo vida y hacienda, sino el más allá lo que pertenece al Rey.



            En Spenser podemos ver que el cambio es un pilar esencial de su obra, de modo que su reverencia por la tradición medieval, en la que se incluye el proceso del Catolicismo anterior a la Reforma, se combina con la nueva ética del Protestantismo cuyos valores se han transmitido en todos los campos. Podemos también utilizarla como ejemplo del movimiento literario del reinado de Isabel al reflejarse en sus obras el carácter de los conflictos espirituales en que se movía la corte inglesa.



            Poseía una inteligencia clara y era versado en Filosofía y Literatura clásica y, aunque su imaginación se hallaba poblada de ideas medievales, su espíritu estaba más acorde con el de la nueva era. De todos modos, él es una paradoja y el sistema de alegorías, que constituye el eje de sus poemas, se sitúa también dentro de un clasicismo barroco.



            Fue educado en Cambridge. En 1569 entra como colegial del “Pembroke College” y allí recibirá diversas influencias, pero podemos señalar tres fundamentales que le llevó a modificar sus convicciones intelectuales:



                        - Su amistad con Gabriel Harvey.

                        - El movimiento protestante.

                        - La filosofía del neoplatonismo.



            Harvey fue un hombre de mucha influencia en su tiempo. En el caso de Spenser, el patronazgo espiritual que sobre él ejerció, se remonta a 1570. Desde entonces y según el tono de su abundante correspondencia, ejerció el papel de guía.



En Cambridge el sentimiento religioso suscitaba amplias controversias. Por un lado estaban los partidarios de la disciplina estricta y por otro los reformistas. Años después la lucha religiosa se combinaría con la política, cuando Spenser entró a formar parte de la facción del partido puritano encabezado por Sidney y por el Conde de Leicester.



La influencia más importante que sobre Spenser ejerció Cambridge fue la FILOSOFÍA PLATÓNICA. El resurgimiento del pensamiento inspirado en el Platonismo es uno de los indicios más claros del cambio que el Renacimiento introdujo en la cultura occidental. La antigua lógica de la Escolástica, fundamentada en Aristóteles se veía al fin desplazada por el Platonismo, gracias a la difusión de obras como El banquete y La república. Tanto en lo que atañe al amor como al gobierno fueron los textos fundamentales en los que todos los espíritus del SXVI se hundieron.



Los humanistas italianos hicieron reunificarse las doctrinas clásicas con su propio esfuerzo. Autores como Pico delle Mirandola o León Hebreo son ejes fundamentales para comprender la difusión e importancia que el Platonismo tendrá en el SXVI.



En Spenser el Platonismo es una semilla que fructificará en sus poemas más tempranos. Él experimentó con la filosofía y la política al darse cuenta de que el poder fundamental de esta última se asienta en la aparición de metáforas e imágenes de todo tipo.



En 1576 abandonó Cambridge y se encaminó a Lancashire, en donde parece surgir su primer amor, una dama oculta bajo en nombre de Rosalinda y que aparece en varias églogas en The Shepheardes Calender (1579). En 1578 está en Londres como secretario del obispo de Rochester, comenzando así su carrera política. Harvey le presenta a Sidney y al Conde de Leicester, que encabezan el partido puritano en la corte y sirven de contrapunto a la política oficial del gobierno.



            Hacia 1580, Leicester goza del favor de la soberana capitaneando un partido que Sidney lidera ideológicamente. La influencia de Sidney es comparable a la que John Lily ejerce en la literatura.



Obra:



            The Shepheardes Calender (1579) está dedicado a Sidney. Es una obra extensa, 2230 versos, y muy variada que se ajusta al modelo manierista del Renacimiento con gran profusión de alegorías y con pastores que no hablan ni se comportan como tales, y bajo los que suelen ocultarse personajes de importancia. De aquí el significado político del poema. La única relación existente entre las églogas es el calendario alegórico en el que se tratan los temas según las características astronómicas, astrológicas y meteorológicas de los meses sucesivos, así, por ejemplo, la idea del amor aparece en enero, marzo, junio y diciembre, mientras que septiembre se dedica a la religión y a la ética, y abril a la Reina.



            El modelo son Las bucólicas de Virgilio, con lo que la obra se inscribe dentro del sentimiento lírico propio del espíritu renacentista en su aprovechamiento de su modelo clásico.



            Parece seguir una línea poética a medio caminar entre el Renacimiento tardío y el alba del Barroco, por lo que puede ser considerado como un precursor de la nueva poesía. Tras el reconocimiento y general aclamación de la obra, pasó a ser considerado como el mayor de los poetas jóvenes, sin embargo, su éxito literario contrasta con sus logros en la carrera política. Su puesto de secretario al servicio de Leicester le acarreará problemas.



            En 1579 las intrigas de la Corte se centran en el posible matrimonio de la Reina con el Duque de Alençon (católico), enlace que se suponía inspirado por W. Cecil y al que se oponen Leicester y los suyos. Por esta razón, Sidney ganará el destierro y Spenser, tras escribir una sátira política atacando a Cecil y a sus partidarios Mother Hubbards Tale (1591), se retirará por consejo de Leicester a un discreto puesto en Irlanda como secretario de Lord Grey en 1580.



            Lord Grey era un importante miembro del Parlamento puritano, además de pariente de Leicester y su gobierno en Irlanda se caracterizó por una dureza más allá de lo acostumbrado[3]. A los ojos de Spenser, sin embargo,  aparecerá como un superior que ha actuado de forma correcta por lo que no dudará en convertirlo en el Sir Artegall del libro quinto de The Fraire Queen, es decir, en el caballero elegido para representar a la justicia. Grey será llamado a Londres en 1582 para rendir cuenta de sus actuaciones y Spenser permanecerá en Dublín en donde aún se hallaba en 1586. Este retiro en la isla le brindará la oportunidad de trabajar activamente en su poesía.



            The Fraire Queen constituye su obra más famosa. Escribió los tres primeros libros durante los años que pasó en Irlanda. El poema emplea el método alegórico siguiendo el mismo tipo de enunciados propuestos en el The Shepheardes Calender, pero con diferentes resultados. En 1590 aparecen los tres primeros libros impresos.



            Es una de las obras más importantes de la literatura inglesa. En ella se cristaliza la poesía tradicional en temas y formas y llegará a influir en poetas como Milton y los románticos.



            Consta de seis libros completos y una parte del séptimo sobre un total de doce que él había planeado según cuenta él mismo en el prólogo, siguiendo una representación de las doce virtudes. Tiene como notable característica la creación de otra estrofa (“estrofa spenseriana”) que consta de 9 versos (ABABBCBCC). En total la obra consta de 34137 versos repetidos en 3793 estrofas.



            La ambigüedad y la confusión son parte de la alegoría spenseriana, lo que merma los ánimos del lector. Intenta exponer poéticamente la instrucción moral del caballero, del cortesano, mediante ejemplos que están más acordes con retórica medieval que con un manierista. Por esta razón esta obra, aún siendo un producto del SXVI, se vuelve a lo artúrico debido a este componente alegórico.



            Hay además una gran mezcla de imágenes paganas cristianizadas que se combinan con lo particular de la tradición inglesa. Así, Arturo y los elfos aparecen junto a ninfas y dioses, apóstoles, santos, las virtudes teologales, etc. Esto hace que la lectura sea muy compleja. Esta obra está concebida como un retablo, cada tabla nos expone una escena con lo que cada episodio alcanza valor autónomo como conjunto de signos, aunque también hay una panorámica general que nos lleva a contemplar la totalidad de los episodios como un mensaje único.



            El ideal caballeresco que describe procede del SXV, pero a lo largo del poema se transforma. Después de ser la santidad la mayor virtud en el libro 1, al llegar al libro 6, lo más importante son las costumbres cortesanas, lo que supone una transformación de lo espiritual a lo mundano.



            El argumento aparece resumido básicamente por Spenser en una carta introductoria que aparece impresa previa al poema y que dice más o menos: “ El principio de mi historia, si fuera contado por un historiador, debería ser por el duodécimo libro, que es el último donde muestro cómo la Reina de las hadas celebró su fiesta anual de doce días en cuyos doce días consecutivos ocurrieron las doce aventuras consecutivas que, habiendo sido comprendidas por los doce caballeros correspondientes, en estos doce libros se tratan y narran en consecuencia”



            La idea general no llegó a organizarse y, por eso, sólo tenemos seis libros. El libro 1 comienza relatando las aventuras del Caballero de la Cruz Roja que, de modo alegórico, expresa la santidad. El libro 2 habla sobre la templanza. El libro 3 habla sobre la castidad. El libro 4 habla sobre la amistad. El libro 5 habla sobre el justo gobierno y el libro 6 habla sobre la cortesía. Éste es el que más interesa desde el punto de vista moderno por ser, además, un reflejo fiel de la sociedad y costumbres de la corte de Isabel de Tudor. Los fragmentos conservados del libro 7, que debería estar dedicado a la constancia incluyen los “untability” cantos.



            Amoretti & Epithalamion (1595). Los “Amoretti” son el reflejo literario del cortijo de Elisabeth Boyle y de la consumación de ese amor en matrimonio formal. Al menos esa parece la idea con la que Spenser reunió esta colección de 89 sonetos y 4 canciones en 1594 para publicarlos junto al Epitalamio en 1595.



            Aunque algunos sonetos pueden ser anteriores a esta circunstancia, puede saberse que la mayoría fueron escritos entre 1591-94, como sin duda fue también escrito el epitalamio[4]. Los sonetos son uno de sus grandes logros en lírica amorosa. Es evidente que debido a su vocación de poeta se sintió obligado a cultivar el soneto dado, que era la mejor forma de la poética renacentista y del periodo de transición al Barroco.



            Por otro lado, logró alejarse del Petrarquismo dominante en el que los sufrimientos del enamorado siempre exceden a los placeres que recibe. En la Inglaterra de los Tudor, el soneto era el rey de la poesía. Los sonetos del periodo isabelino heredaron la idea del amor cortés petrarquista parcialmente, pero lo que sí heredaron por completo es el sistema de figuras retóricas que le son inseparables, los llamados TOPOI, que repiten la elaboración de un tema según una nueva experiencia o expresión: el asedio de la fortaleza del amor, el amor como guerra con batallas y treguas, el enamorado como un navío en el mar.



            Aportó una idea unificadora del amor, por lo que pueden establecer tres elementos claves para seguir correctamente este espíritu: CONCEPTISMO, OSCURIDAD, ALEGORÍA.



El manierismo retórico en los “Amoretti”:

           

            Como ya se dijo. el soneto inglés procede de Italia, pero como a Inglaterra todo lo europeo le llega de Francia, en el caso de Spenser, son autores como Morat, sus preferidos y a los que cita expresamente. Y atendiendo a las tres claves propuestas, la de conceptismo y alegoría tienen en Spenser multitud de manifestaciones. Quizá, la más abundante sea la extensión de una metáfora inicial que se remonta hasta un clímax con el que se cierra la idea.

También está el caso de aplicar un mito clásico a la comparación del estado de ánimo del enamorado[5] o se establece una comparación entre el cuerpo de la amada y un jardín de dulces flores, mediatizada a través del olfato, peor utilizando una serie convencional de flores (lirios, fresas, rosas, etc), que son para el lector isabelino símbolos cargados de connotaciones que escapan al lector moderno.



Existe, pues, una desconexión parcial del código que debe ser suplida por nuevos valores o por la recuperación de su afectividad mediante la adopción de un espíritu de época, es decir, de convertirse en un lector isabelino. Con sus sonetos, estamos plenamente en un ciclo amoroso. La manera tranquila, armoniosa, casi devota con la que construye sus versos puede que sea incompatible con un tipo de belleza exaltada y apasionante, pero es, sin duda, lo que da origen a ese efecto por el que los Amoretti se asemejan a los sonetos de Petrarca, aunque quedan exceptuados de la vena melancólica del italiano.



Trata las penas de amor, pero de un amor que va a ser recompensado con la abundancia. Por ello, la sucesión natural de estos sonetos es el Epitalamio. Desde una perspectiva de técnica poética, los Amoretti son en realidad muestras de géneros contrapuestos, pues unos miran al amor en la desgracio y otros hacia el triunfo. El resultado es un amor híbrido, espléndido y único.



El estilo es también fácil frente al de los poemas mayores en extensión, lo que les convierte en poemas claros y melodiosos, aunque tanto en el vocabulario como en la sintaxis no tengan mucho que envidiar a los demás que todavía están bastante alejados de los de Shakespeare.



En cuanto a la prosodia, de los 89 versos que lo componen, sólo uno está escrito según la forma de Surrey. En su lugar, Spenser usa tres cuartetos habitualmente entrelazados con un pareado final (ABABBCBCCDCDEE).



Esta fórmula posee la mezcla petrarquista del pareado de rima separada con el aliciente añadido del entrelazado de los cuartetos lo que aporta cierta continuidad y fluidez musical. Pero esta fórmula no se hizo popular. Los isabelinos tomaron una fórmula más sencilla de modo que su estilo no perduró.











WILLIAM SHAKESPEARE.



            Parece seguro que la publicación en 1609 de sus sonetos se realizó sin su aprobación y puede que sin su conocimiento. En 1598 se informaba de que los sonetos circulaban entre los amigos privados del poeta y no parece que su intención de darlos a conocer fuera más lejos.



De todas las colecciones de sonetos, la de Shakespeare es la más atípica ya que, en cuanto a su contenido, su objetivo no es el de ensalzar el amor ideal de una dama, a su vez idealizada, sino el describir el amor que profesa un hombre que ya se siente viejo para el amor a un joven díscolo y atractivo. Incluso los 25 sonetos dirigidos a la “Dama alegre” expresan en igual medida fascinación y repulsión.



La experiencia de Shakespeare, muestra del amor y la amistad, es turbia y, a menudo, descorazonadora. En los sonetos abundan las reflexiones y meditaciones sombrías en torno a temas como la separación de los amantes, el fracaso y la muerte.



El poeta se lamenta repetidamente de su aislamiento social, de las ansiedades motivadas por la ruptura de la pareja, de lo que el tiempo le da y le quita, de la incertidumbre ante la muerte e, incluso, de la decadencia ante todo lo mundano.



Pese a todo, la conclusión es triunfante y se proclama la trascendencia del amor ya que es el amor lo único capaz de hacer frente a los constantes embates del tiempo y de la vida, conservándose eterno e indestructible entre los reinos del mundo.



Hay muchas curiosidades que rodean a los sonetos y que han contribuido, más aún que su misterio intrínseco, a hacer de ellos la obra literaria inglesa que más larga controversia ha suscitado.



Primeramente, las fechas mismas de la composición, aunque si identificamos el personaje con el poeta, sean siempre los más probables los 4 o 5 últimos años del SXVI, cuando ya pasaba la treintena y podía sentirse viejo para el amor frente a su amado como en el soneto 63 o frente a su dama como en el 138.



En segundo lugar está el cómo se produjo la publicación por Thomas Thorpe en 1609, si fue el poeta mismo el que proporcionó el original o si fue éste robado, apartado por el propio amado o, más bien, por la dama, dando lugar a una edición pirata, con lo cual se mezcla también el problema de las iniciales W. H. de la dedicatoria del editor y el significado del término “begetter”, así como también influye el problema de la cuestión intrínseca de la ordenación de los sonetos y, en última instancia, el de la identidad histórica de los personajes empezando por el propio Shakespeare.



Así, por ejemplo, la del “Lord of my love” (Soneto 26) de la primera y más larga serie de sonetos que iría del 1-126 y que parece ser inevitablemente el mismo portador de las iniciales W.H.; y por otro lado, está la identidad de la dama morena o, incluso, negra de la que en el soneto 128 se dice que es infiel y musical y que impera en los sonetos del 127-152 ya que los dos últimos añadidos a la colección es posible que no tengan que ver con ella.



Otro problema es la identidad del poeta rival del que se dice que añadía con su poesía pinturas a la amada y la comparaba con todas las hermosuras del cielo. Estas cuestiones no tienen respuestas comúnmente aceptadas.

A. L. Rowse, el primero que aborda este problema, se inclina a creer que el amigo es Henry Wriothesley (Earl of Southempton). Dover Wilson se inclina por William Herbert (Earl of Pembroke).



Biografía:



Nació en el sexto año del reinado de Isabel en Stratford-on-Avon, región rural y rica en leyendas relacionadas con la Guerra de las dos rosas.



No sabemos el día exacto de su nacimiento, pero según una vieja tradición fue el 23 de Abril, día de San Jorge. Éste también fue el día de su muerte.



Stratford-on-Avon era una ciudad floreciente por su comercio situada sobre una antigua ruta romana y con un fuerte componente de población procedente de Gales. Entre los pobladores interesa citar a los peones agrícolas, los alguaciles, los maestros, los párrocos, los comerciantes y la nobleza rural, por ser tipos sociales que mejor supo relatar Shakespeare en sus obras.



Sus padres procedían de la región. Su madre parece tener antecedentes nobiliarios. Su padre era fabricante de guantes y gozó de cargos oficiales en el municipio, aunque se sabe que tuvo problemas con varios pleitos en las Cortes de justicia, además de con su propio temperamento en exceso sanguíneo.



Shakespeare estudió en la “Grammar School” de la ciudad, en aquellos tiempos célebre por albergar a distinguidos maestros. En cuanto a la Universidad, hay indicios de que asistiera por algún tiempo a Oxford, aunque no es seguro. Lo que parece cierto es que su apresurado matrimonio con Anne Hetheway, a los 18 años, y el nacimiento de tres hijos en los tres años siguientes, pusieron punto final a toda posibilidad de unos estudios regulares.



No se sabe nada de su vida en los siguientes 12 años. Solamente una tradición procedente del SXVII sugiere que durante su juventud ejerció como maestro de escuela. Muchos creen esto posible por el tono pedagógico que a veces muestra. Lo que parece evidente es que después viajó a Londres llevado por el afán de desarrollar su talento y satisfacer su vocación para la escena.



Hacia 1592 hay noticias de que ha alcanzado cierta celebridad como actor y dramaturgo y de que gozaba de la protección de personas de elevado rango gracias a su ingenio y cultura, dos rasgos especialmente apreciados en la corte de Isabel.



En 1594 establece amistad con el Conde de Southampton al que dedicará poemas, además de buena parte de sus sonetos. Sus aspiraciones literarias pudieron verse entorpecidas por su constante actividad teatral. Hasta 1603 aparece como uno de los principales actores de la compañía del “Chamberlain’s men” y formó parte de los 7 asociados que constituyeron el teatro del “Globe” en 1599.

Cuando Jacobo I decide tomar esa compañía bajo su pertenazgo en 1603, el prestigio de Shakespeare se verá aumentado y alcanzará a tener un modesto lugar en la corte. Pese a todo, sus lazos con Stratford nunca se rompieron, de hecho invirtió allí parte de su fortuna en propiedades. En 1577 compró “New plays”, una de las mejores mansiones de la ciudad, y que hacia 1610 sería la residencia definitiva de él y su familia.



Volviendo a los sonetos, podemos decir que suponen su contribución a una forma muy popular de poesía en aquellos momentos. Si bien se desvía bastante de lo que hasta entonces había sido norma entre quienes lo cultivaban. El corpus de los sonetos nos sugiere una historia, incluso un argumento, aunque los detalles no están claros y se desconoce incluso que la edición de 1609 responde al orden correcto de los mismos.



El trasfondo biográfico de los sonetos sigue siendo objeto de una larga controversia aún por solucionar y, en cualquier caso , lo importante son los propios sonetos. Merece mención su estrategia retórica. Así, algunos parten de una reminiscencia, otros son imperativos, otros parten de una aseveración casi proverbial y luego se desarrollan.



En cuanto a las imágenes utilizadas, su procedencia es de lo más variado: jardinería, leyes, agricultura, comercio, pintura, astrología. asuntos domésticos, etc.



Por otro lado, el estado de ánimo reflejado no suele limitarse al modelo de la época, es decir, al petrarquista del enamorado sumido en honda desesperación, sino que incluye también variantes como alegría, orgullo, melancolía, vergüenza, miedo y disgusto. Por ello no parece haber duda de que el autor de los sonetos es el mismo que el de las obras teatrales. Además, éstas contienen algunas de las mejores canciones que jamás se hayan escrito.



Todas estas obras ilustran diferentes aspectos del genio lírico de Shakespeare. Su disposición para el buen humor, su exquisita capacidad para captar los matices visuales y acústicas de la vida inglesa, en especial de la vida rural.



A su muerte en 1616, no había publicado ninguna edición recopilatoria de sus obras teatrales. Algunas habían sido impresas separadamente en cuartos sin supervisión alguna, procedentes quizá de los textos de los apuntadores y, a veces, incluso pirateados por algún espectador o actor que los conocía de memoria.

En 1623 dos miembros de la compañía de Shakespeare publicaron una gran colección de todas las obras que ellos consideraban auténticas: The first folio. Este folio contiene una epístola dedicada a la gran variedad de lectores que gustaban de su obra. Otro documento preliminar es también un poema escrito por Ben Jonson. En él se asevera que Shakespeare no sólo está por encima del resto de dramaturgos ingleses, sino también por encima de griegos y latinos. Jonson formula por vez primera una opinión que no tardará en hacerse universal.





[1] = Dicho ingenioso, concepto.
[2] Recordemos que la sociedad inglesa de la segunda mitad dl SXVI estaba sufriendo el conflicto del cambio de orden en la sociedad. La antigua nobleza había sido destruida por la Guerra de las dos rosas y con los Tudor en el trono, los restos de esa nobleza habían sido en gran medida suplantados por una nueva clase social de cortesanos y ricos hombres de la que se valdrán los monarcas a calidad de estadistas y consejeros.
    Con Enrique VIII se hizo patente el cambio del poder político y social introduciéndose, además, un nuevo factor de inestabilidad: la REFORMA RELIGIOSA.
[3] Dio muerte a 1500 jefes y caballeros aparte de las ejecuciones legales.
[4] = Máximo exponente del género lírico en UK.
[5] Aparición de Penélope y Ulises, por ejemplo.

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